sábado, 1 de agosto de 2009

EL ENCUENTRO

“Si durante toda la vida pudiéramos conservar la capacidad de combinar los deseos y el juego, cuánto más fáciles serían todos los aprendizajes... y la vida misma.”Cada nuevo año, la noche anterior al encuentro con un nuevo grupo de alumnos, la ansiedad y la incertidumbre nos inunda.Por más antigüedad que tengamos siempre nos planteamos cómo será ese primer momento después que terminó la apertura formal en el patio y cerramos la puerta del aula, enfrentándonos a tantos ojos expectantes y donde nos medimos mutuamente con la mirada, nosotros y ellos, ellos y nosotros.
Sabemos que ese primer día es importante, es el comienzo, la piedra fundamental de una historia vincular que se escribirá durante todo un año.Si el grupo no se conoce entre ellos podemos hacer juegos de presentación jugando con los nombres en una ronda con una pelota. Primero con el propio nombre, luego con los de los compañeros. O jugar a saludarse con distintas partes del cuerpo que el docente irá incluyendo en la consigna. O agruparse por afinidades (color de pelo o de ojos, estatura, tamaño de las manos o de los pies, comidas que les gusta, personaje preferido, etc.) Las consignas deberán tender a generar una actividad dinámica y divertida.
Si en el grupo se conocen entre ellos y el desconocido es uno, tendremos que presentarnos y trabajar el rencuentro de ellos.Quizás en lugar de hacer una tediosa ronda donde cada uno cuente qué hizo en las vacaciones y qué fue lo que más les gustó del tiempo donde no se vieron, cada uno puede pasar y realizar la acción preferida de ese período y el resto adivinar esa situación.Pero nuestra tarea en la escuela y en el aula es muy concreta.
También podemos trabajar con sus expectativas en este año lectivo. Les podemos proponer agruparse en un número determinado de chicos (4 ó 6) y que cada subgrupo converse sobre lo que esperan de este año, lo que les gustaría hacer o lograr mediante una dramatización, una canción o una poesía.Para nosotros es muy importante conocerlos desde sus deseos y para ellos hacerlo a través del juego. Si durante toda la vida pudiéramos conservar la capacidad de combinar los deseos y el juego, cuánto más fáciles serían todos los aprendizajes... y la vida misma.
FUENTE: María Eugenia Ursi, Instituto Vocacional de Arte

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